lunes, marzo 24, 2014

La vocación y los "malos"

Mi padre era policía. De los  mejores. Si hubiera sido detective como en las películas sería de los que siempre atrapan al malo, o consigue un par de tiros en su empeño. Recibió condecoraciones durante su servicio, era de esa clase de policías. Y eso que era "sólo" un policía "local". Pero lo llevaba en la sangre, las 24h del día. Recuerdo las múltiples ocasiones durante mi infancia donde yendo de paisano fue a ayudar a personas que necesitaban un "héroe". Jamás se negó ante el deber, y siempre perseguía a "los malos".

Él ha sido una inspiración de la rectitud, el deber, el honor, la palabra, el valor, y los principios,... hasta el extremo que la gente que no me conoce piensa cuando nos presentan que soy guardia civil, o policía, y cuando ya me conocen se preguntan que de dónde me viene tal rectitud. La respuesta está en el primer párrafo. Y lo lógico es que hubiera seguido sus pasos, pues me siento altamente identificado con esa vocación. Pero mis trastabilladas con dicha vocación empezaron pronto. Con 18 años serví 2 años en el ejército como profesional, pues entré para "defender" en el extranjero a los que querían la paz, de los que les sometían en dictaduras, quería ir en misiones de paz. Pero no conseguí ni una cosa, ni otra, ni siquiera salir de mi destino, y a cambio adquirí experiencias duras e innecesarias, un carácter más duro aún, y una fuerza de voluntad casi de acero... amén de una buena cabezonería y mucha más vocación de pelear contra "los malos". Pero pronto comprendí que a veces las apariencias engañan, y los "malos" no siempre están donde creemos.

La maldad puede venir parte genéticamente, predisponiendo a mentes enfermas, parte contextual, ambiental, influenciada por dónde nace uno, y las influencias que tiene alrededor. La educación, la familia, los amigos, los vecinos, la televisión, las experiencias... Todo influye. ¿Quién tiene la culpa? Probablemente todos, pues todos hacemos lo mejor que podemos nuestras elecciones en el día a día, y dejamos "para mañana" las decisiones importantes, y las rutas a seguir. Esto, como si del efecto mariposa se tratara, afecta a escalas que aún no comprendemos a vidas que rodean las nuestras, e indirectamente el efecto en cadena puede llegar a cualquier parte. Desde mantener un canal de televisión encendido, a protestar en una manifestación. Todo tiene consecuencias. Pero centrémonos... los "malos".

A día de hoy, somos "gobernados", porque nos dejamos gobernar, porque no perseguimos durante más allá de tres zancadas los cambios, y nos conformamos rápido con victorias falsas, parciales, prontas, sobre cosas banales a corto plazo. No tenemos paciencia para conseguir los cambios que necesitamos, y los "malos" hoy en día están en nuestro propio suelo, tomando decisiones que nos afectan, empeorando nuestras vidas. Pero están ahí porque les hemos dejado demasiado tiempo. Tenemos unas tecnologías que nos permitirían crear un sistema alternativo de "autogobierno" mucho más efectivo. Y no me refiero a redes sociales, pero por ahí andan los tiros. Estamos "conectados", y a la vez, muy desconectados de lo que sucede donde importa. Nos importa nuestra vida a corta distancia y tiempo, pero las decisiones a largo plazo marcarán los destinos de todos nosotros. Hemos dejado que retrocedan en el tiempo las leyes, hasta niveles retrógrados. Es casi de pesadilla el mundo al que nos están llevando los que "gobiernan". Parece una película de ciencia ficción de final NO feliz, y mala, de sobremesa de un Domingo... Pero abre los ojos, porque ni es una película, ni estás en una pesadilla. Esto es real, y he comprendido tarde que para ser un "héroe", hoy en día, hace falta perseverancia, convicción, claridad de mente, una meta recta en principios, justa, y no dejar que los malos se salgan con la suya. Como enemigos tenemos el poder, el dinero, la globalización a nivel gubernamental... En definitiva el control masivo que cada vez más centralizado se nos escapa de las manos. Y ya no podemos pensar en un campo de batalla, sino en dimensiones de batalla. En alternativas simultáneas, en proyectos de cambio en próximas generaciones, porque hasta ahí les hemos dejado avanzar.

El silencio puede forzarse, pero mis ideas no pueden ser silenciadas. Algún día, pueda verlo yo o no en esta vida por ser tan corta, existirá una alternativa, y las próximas generaciones estudiarán nuestra época como la recesión democrática, y del control de masas retrógrado a niveles medievales. Algún día el ser humano será más evolucionado y libre. Y en mi mente puedo verlo. Y mis pasos se dirigirán mientras pueda caminar hacia una civilización más avanzada, autosoberana, concienciada, culta y formada en leyes y política, interesada por su alrededor y superior a la actual. Y con eso me bastará.